El escritor
italiano y autor de ‘La soledad de los números primos’ nos definió, en tres
afirmaciones contundentes, su relación con la ciencia (es físico y ha
investigado los quarks, elementos fundamentales de la materia), así como su
cercanía con la soledad y con Colombia, a propósito de su conversación con
Santiago Gamboa, hoy en la FILBo.
El físico italiano Paolo
Giordano regresó en el 2013 al panorama literario mundial con la novela El cuerpo humano, retrato de un grupo de
soldados italianos en una base militar en Afganistán. Giordano acaba de
publicar su tercera novela, Como de la
familia en una conversación con Santiago Gamboa.
En los tres libros del escritor se percibe un involucramiento profundo y una investigación exhaustiva, pues “lo más difícil de escribir no es la documentación, es hacer que la historia sea creíble”, afirma Giordano. Su narrativa condensa en un sólo momento su situación. De ahí que el verdadero tema de las novelas es el paso del tiempo, de un pasado que ya no volverá. Algo que, en términos de física, es “una transformación irreversible”.
Para un autor que
viene de la ciencia, ¿cuál es el motor más poderoso para crear sus obras? ¿El
amor, la pasión, el aburrimiento, la lógica?
La inquietud,
creo. Un sentido perenne de insatisfacción, que me empuja a expandir la vida
real en aquella que me ofrece la ficción. No es una motivación muy diversa, si
lo pienso, de aquella que me llevó a elegir la física teórica, otro mundo
abstracto, con sus reglas, donde podía estar en contacto con la inmensidad de
lo infinitamente pequeño y de lo infinitamente grande. Por lo tanto, escribir
es otro modo de trascender la naturaleza finita de las experiencias.
La soledad es un
tema frecuente de sus obras. ¿Por qué? ¿La vive a diario o la ha estudiado
desde su mirada como escritor?
Imagino que cada
escritor tenga una relación viva con su propia soledad. De otra manera no
elegiría hacer aquello que hace. Y mi soledad, creo, se asemeja mucho a aquella
de los niños, que no es nunca en realidad una. Es una soledad llena de fantasías
y de personas. Casi siempre hay una historia, la historia de aquel momento, que
la ocupa toda y no la hace parecer en absoluto vacía.
¿Qué conoce de
Colombia y de su literatura?
He tenido un largo
e intenso periodo “garcía-marquéziano” (sic), como muchos, como casi todos. Una
decena de años atrás leí muchas de sus obras una detrás de la otra. Mi esposa
es una lectora apasionada de Álvaro Mutis, pero me he siempre prometido leerlo
también yo, pero todavía no he comenzado. En mi estudio, en frente de mi escritorio,
tengo una foto junto con Héctor Abad Faciolince, que Daniel Mordzinski nos hizo
durante el Festival de Cartagena. Es una foto que quiero mucho. Aquella, en
Cartagena, fue una experiencia extraordinaria, de las más bellas desde que hago
este oficio.
Por
Enrique Patiño
No hay comentarios:
Publicar un comentario