Lo dice Marta Sanz, la más reciente
ganadora del Premio Herralde por su incisiva novela ‘Farándula’. Su presencia
en la FILBo 2016 será otro de los platos fuertes de la Feria. Entrevista.
Marta Sanz nació en
Madrid y es Doctora en Literatura Contemporánea de la Universidad Complutense.
Ha publicado las novelas El frío, Lenguas
muertas, Los mejores tiempos (Premio Ojo Crítico 2001), Animales domésticos, Susana y los viejos,
finalista del Premio Nadal en 2006, Amour
fou, La lección de anatomía, Black, black, black, Un buen detective no se
casa jamás, Daniela Astor y la caja
negra y Farándula, ganadora del Premio Herralde 2015. El canon de normalidad es su libro de cuentos. En 2007 publicó Metalingüísticos
y sentimentales, una antología de poesía española contemporánea y es autora
de tres poemarios: Perra mentirosa,
Hardcore y Vintage. No tan incendiario es su incursión en el
género del ensayo.
Farándula
es una novela que explora el mundo del teatro con sus estrellas, actrices en
decadencia; críticos y aspirantes. Sobre Farándula
se ha dicho lo siguiente: “Marta Sanz no se parece a ningún otro escritor
de este país. Utiliza la risa como herramienta de diagnóstico. Un texto borde,
divertido, triste, puntiagudo, urgente”: Jorge Herralde, Editor de
Anagrama.
“La última novela de
Marta Sanz es corrosiva de punta a cabo. Constituye un carrusel desasosegante y
necesario”, José-Carlos Mainer, Babelia, El País; “Quienes sostienen que la
novela ha muerto como género literario de la modernidad, deben leer con toda
urgencia a Marta Sanz… espacio de ficción marcado por una creativa ironía, la
originalidad de atrabiliarios argumentos y grotescos personajes, así como una
irrenunciable crítica social de humorística lucidez”, Jesús Ferrer, La Razón; “Una propuesta literaria tan
singular, tan diferente a lo que se factura hoy día en España, una novela tan
rica, compleja e inteligente. […] un lenguaje vivo, impetuoso, agudo, lleno de
matices y de aristas, que se emparenta con nuestra mejor tradición española,
desde Cervantes a Valle-Inclán, desde Quevedo a Cela. Y no, no exagero. Sanz es
de las grandes”, Sara Mesa, Estado
Crítico.
Marta Sanz, uno de los
grandes nombres de la literatura española, estará presente en la Feria Internacional del Libro de Bogotá,
FILBo que se llevará a cabo del 19 de abril al 2 de mayo.
¿Por qué elegir el mundo del teatro
como el medio ambiente de su novela Farándula? ¿No era más fácil escribir sobre
el mundo literario donde hay también divos y divas, traiciones, odios y hasta
críticos?
Hay varias razones. La
primera tiene que ver con que yo necesitaba introducir un filtro que, de algún
modo, separase el texto de mi vivencia autobiográfica, aunque es verdad que en Farándula se proyectan muchas de mis
incertidumbres como persona que se dedica al oficio de escribir. En segundo
lugar, me parece que los actores son más icónicos, tienen una visibilidad y una
repercusión mayor en el ámbito social, de modo que sus opiniones políticas les
generan más conflictos que a los escritores. Los escritores importamos muy, muy
poco. Y nos lo tenemos merecido. En tercer lugar, el oficio de actor deja ver
con más claridad que el de escritor algo que yo también quería contar en la
novela: el hecho de que en las profesiones culturales también hay clases
sociales que van desde la élite hollywoodiense hasta ese lumpen proletariado,
compuesto por actores y actrices, que no pueden vivir de sus ingresos ni pagar
una casa ni sus impuestos ni nada. Como siempre, se trata de desdecir tópicos y
contar en una novela el cambio de un modelo cultural, auspiciado por el
neoliberalismo, en el que nos están robando el significado de ciertas palabras
clave -libertad, pueblo, cultura- y muchos tienen o tenemos miedo a perder un
sitio.
Usted ha ganado varios premios
literarios como el Herralde, ha sido finalista en el Nadal, ¿Qué piensa de los
premios literarios?
Pienso que los premios,
auspiciados por empresas privadas, son mecanismos de publicitar sus catálogos o
procedimientos para descubrir autores que puedan reportarles beneficios desde
el punto de vista de un capital simbólico y económico y que terminan
coincidiendo en algún punto. Para los escritores y escritoras es una manera de
poder acceder a más lectores y culminar de esa manera el sentido comunicativo
que subyace a la escritura. Para mí, el Herralde ha sido un premio muy
importante porque yo no acabo de llegar al campo literario y me ayuda a
potenciar toda una trayectoria como escritora.
Su novela Black, black, black, no solo le significó su boleta de entrada al
prestigioso sello de Anagrama, sino también es su incursión en la novela negra
con detective incluido (Arturo Zarco) ¿Por qué cree que la novela negra está de
moda otra vez en el mundo?
Porque la novela negra
supuestamente sirve para denunciar los mecanismos de sociedades cada vez más
corruptas. Sin embargo, creo que deberíamos ser un poco más reflexivos o
cuidadosos como escritores que nos comprometemos simultáneamente con la
realidad y con el lenguaje: vivimos en un sistema violento que genera discursos
literarios también violentos. Cuando hablo de discursos literarios violentos no
me refiero al hecho de que en una novela haya sangre y tiros, sino a que se
utilizan mecanismos retóricos -la facilidad, el confort, la complacencia- que
clientelizan a los lectores. Se produce un efecto paradójico que desactiva a la
novela policiaca desde el punto de vista de su potencial de denuncia política:
la novela que debería generar dudas e incomodidades al visibilizar toda la
mierda que no queremos ver se convierte en el objeto de consumo por excelencia.
Usted es también poeta, cuentista y
ensayista, ¿Cómo es su proceso de creación? ¿Escribe simultáneamente poesía,
ficción y ensayo? ¿O cada género tiene su tiempo?
No escribo simultáneamente
libros de géneros diferentes. Lo que sí es verdad es que opto por un lenguaje u
otro, por un género u otro, en función de lo que necesito contar. Cada
historia, cada idea, emoción, insatisfacción o duda, cada impulso comunicativo
de la persona que escribe, han de buscar su propio lenguaje. Creo que en eso
consiste el trabajo de escribir: en acotar lo que no se entiende de la
realidad, lo que molesta o duele, en observar, para después buscar las palabras
que nos permitan indagar, conocer, profundizar en lo real. Me gustan los libros
en los que el exceso del lenguaje y sus metáforas apuntan hacia fuera del
texto.
¿Qué piensa de la actual situación
política española en donde ninguno de los dos grandes partidos españoles,
directos herederos de la Transición, logran convocar a la mayoría de los
votantes?
Pienso que, en esta
situación, los partidos políticos de derechas tienen todas las de ganar. Porque
a los partidos de izquierdas les cuesta mucho trabajo llegar a acuerdos: tal
vez esa dificultad se relaciona con el sentido crítico que la izquierda lleva
impreso en su ADN y también con la conciencia de la Historia. A veces no somos
gente demasiado práctica.
¿Nos puede recomendar dos
novelistas y dos poetas españoles?
Dos y dos son muy
pocos. Novelistas os recomiendo a Luisgé Martín, Isaac Rosa, José Ovejero,
Fernando Royuela, Sara Mesa, Juan Vilá, Cristina Morales, Pilar Adón, Carlos
Pardo, Berta Vías Mahou, Oscar Esquivias, Nuria Barrios. Poetas os recomiendo a
Erika Martínez y Rafael Espejo, dos escritores jóvenes muy rigurosos y con un
gran futuro.
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