Crédito: Chris Mosquera
En un auditorio lleno, y con el habitual tono con el que cada domingo ilustra sobre las historias del mundo a sus oyentes a través de la radio, Diana Uribe dio inicio a un diálogo en el que evocó los procesos de paz que dieron fin a los más crudos conflictos de los últimos tiempos. Los personajes del relato que compartió anoche, en el auditorio José Asunción Silva de Corferias, eran hombres y mujeres con crímenes a cuestas; naciones enfrascadas en divisiones sangrientas que parecían no tener fin y líderes que, contra todo pronóstico, rompieron con la oscura tradición del odio y cambiaron el rumbo de sus pueblos.
Las primeras reflexiones de Uribe se dieron a partir de la
reciente visita de Svetlana Alexiévich, Premio Nobel de Literatura, a la FILBo.
Gracias a la obra de la Nobel, la historiadora tuvo la oportunidad de pensar el
conflicto colombiano desde una nueva perspectiva. Sobre la cultura de la guerra
que impera en ambos países, Diana afirmó: “Por un lado, tenemos una fatalidad
colectiva, una idea de que nosotros no podemos hacer grandes transformaciones,
de que nos falta “cinco pa’l peso”. A nivel individual todo el mundo la tiene:
la tiene, le va a salir y está en la jugada, pero a nivel colectivo, siempre
creemos que no somos capaces de transformarnos.
Yo le he echado cabeza y me imagino que eso viene más o menos
desde la separación de Panamá y la guerra de los mil días, que dejó un imaginario
devastador: una sensación de mutilación que se nos quedó: como que no podemos
manejar las cosas… Hay pueblos que tienen una idea de que a uno nunca le va a
tocar la chévere, la pavimentada. Los bielorrusos tienen una idea muy dura de
la vida también”.
A partir de esas ideas en común nació toda una conferencia
que abordó los procesos de paz en Irlanda, Sudáfrica y Ruanda, entre otros, así
como el resurgimiento de la democracia de Chile. Todos fueron, en su momento,
conflictos marcados por la barbarie, el odio y la sed de venganza. Todos
tuvieron la limitante de que sus pueblos no imaginaban una solución para el
conflicto y sentían que no tenían el destino en sus manos. Pero de algún modo y
gracias a líderes como Nelson Mandela, todos lograron reconstruirse, fortalecer
su identidad y surgir como proyectos nacionales dentro del mundo actual.
La de Uribe fue una charla que desembocó en la necesidad de retomar
como ciudadanos las riendas de la nación, en un momento en el que Colombia se
juega una oportunidad para superar sus conflictos armados y encontrar un lugar
en la historia del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario