martes, 26 de abril de 2016

Contra las nuevas formas de esclavitud

El tráfico de personas y los malos tratos a las empleadas domésticas están dentro de las nuevas formas de sometimiento, aun después de décadas en las que las sociedades creyeron que el término esclavitud podría olvidarse. Desde el cine, películas como Biutiful, de Alejandro González Inárritu, mostraba hace unos años la tras escena de la trata de personas; y la premiada The Help (Criadas y señoras), contaba también hace unos años la historia de las mujeres sometidas por sus  patronas en Jackson, Misisipi, al sur de Estados Unidos, que fue denunciada a través de un libro.



Precisamente sobre ese tema, la FILBo 2016 realizó una conferencia de María Roa Borja, la trabajadora doméstica colombiana que ocupó el lugar central del panel Mujeres y Trabajo para la Construcción de la Paz de la Universidad de Harvard.

Reconocimiento y respeto para las trabajadoras de lo doméstico
En representación de más de 700 mil empleadas domésticas en Colombia, María Roa Borja, Presidenta de UTRASD (Unión de Trabajadoras del Servicio Doméstico), un sindicato que busca mejorar las condiciones de empleabilidad de estas mujeres, hizo un llamado para que se reconozca y valore el trabajo de sus compañeras, pues son mujeres quienes además de servir en diferentes hogares como aseadores, cocineras, asesoras e incluso enfermeras, han vivido situaciones que nadie quisiera experimentar.
Muchas de las mujeres de estas mujeres han sufrido en carne propia las desgracias producidas por el conflicto interno del país: la mayoría de ellas han visto derramar la sangre de sus seres queridos y en consecuencia, han huido de sus tierras abandonando los sueños que de niñas tenían, con el fin de encontrar nuevas oportunidades para sobrevivir. “Somos nosotras lsa empleadas domésticas las que vivimos muchos de los horrores de la guerra: violaciones, embarazos y abortos forzados; hemos visto masacres, desapariciones y alguna vez hemos sido amenazadas; hemos sufrido el hostigamiento, las vacunas y las extorsiones; además hemos soportado el  reclutamiento de nuestro hijos, hijas y parejas por parte de actores armados legales e ilegales de nuestro país”, señaló María Roa en la conversación que tuvo lugar en Corferias.
Mientras hablaba del tema, fue inevitable para María que las dolorosas vivencias a las que se refería le hicieran un nudo en la garganta: con la voz entrecortada y tratando de no llorar, dijo: “Las mujeres que hoy en día integran este sindicato son la radiografía de la sociedad colombiana marcada por la desigualdad, la inequidad  y la justicia social, además de la indiferencia, frente a la forma como a nosotros en particular nos ha afectado la guerra y el conflicto”, pues a pesar de no tener un título profesional, ante todo, dice ella: “Soy un humano, que siente y merece respeto, trato justo y dignificado en cualquier lugar. Así como las mujeres que trabajan en sus casas”.
María Roa, una mujer humilde, de carácter fuerte y directo, pidió al Gobierno Nacional que no las olvide, a los ciudadanos que no sean indiferentes y a sus compañeras, mucha resistencia y valor. Porque más allá de solicitar “mínimo un salario mínimo”, ellas quieren, mediante su lucha, ser constructoras de un país equitativo y justo.
Para conocer más sobre conversaciones que, como ésta, dan otras formas de ver nuestras realidades, pueden ingresar a la programación de los eventos que la FILBo tiene preparada en el siguiente link:


Juan Lesmes, equipo de prensa FILBo 
Material libre para uso de prensa.   

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